Cuantas veces nuestros malos pensamientos o nuestra negatividad influyen en nuestras relaciones laborales y personales, en lo que hacemos día a día. Muchas veces creemos que lo único que queda son tristezas y vemos sólo un cielo gris. Hay quienes se han caracterizado, precisamente por pensar todo lo contrario. Hay quienes lo han compartido, dejando un importante legado. Gandhi ha sido uno de ellos, para tener en cuenta.
Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso, si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
¡Señor.....si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!
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